Fanfiction
basado en la serie de televisión Nikita. Tiene como protagonistas
principales a Alexandra Udinov y Owen Elliot/Sam, aunque el resto de
reparto también cuenta con protagonismo. La trama tiene lugar 8 meses
después del final de la 3ª temporada.
Podéis leer capítulos anteriores en:
CAPÍTULO 4
Alex había pasado todo el día de después de la pelea durmiendo. Habían
sido un par de días agotadores para ella. Por suerte Nikita y Michael pudieron
llevar a cabo el resto del plan con éxito y finalmente se demostró la inocencia
de su amiga. Otro aspecto positivo era que Amanda estaba al fin detenida y que
ellos volvían a ser “personas” para el sistema. De hecho, habían intentado
condecorarlos, pero todos estuvieron de acuerdo en permanecer en el anonimato.
No querían saber nada más del sistema, del gobierno etc. Sólo querían empezar a
vivir tranquilos.
Ahora se encontraba sentada en el columpio que había en el balcón de arriba.
Las vistas eran muy bonitas y el sitio tranquilo. Llevaba varias horas mirando
a la nada, de hecho, había oscurecido hacía ya tiempo. Pero Alex se encontraba
bien así, esa era la paz que necesitaba. Se tumbó boca arriba y cerró los ojos.
Su intención no era volverse a dormir, pero sin darse cuenta lo hizo.
~ ~
Un par de horas después, Sam salió al balcón. Había estado tomando unas
copas con el resto y se sentía extraño. Ellos lo trataban como si fuera uno
más, pero él no se sentía así. Agradecía aquel trato y se hubiera quedado más
tiempo abajo charlando pero necesitaba tomar el aire. Alex no había acudido a
cenar, así que desde que dio fin la batalla con Amanda no había tenido ocasión
de hablar con ella. Tampoco sabía muy bien que iba a decirle cuando tuviera
ocasión, así que…
Cuál fue su sorpresa cuando la vio dormida en el columpio. Iba con una
camiseta de manga corta, así que debía estar pasando frío sin darse cuenta. Aun
tenía en los brazos moratones que tardarían días en curar. Él mismo seguía teniendo
dificultades al caminar después de haber recibido un tiro. Nikita le había
asegurado que mañana le conseguirían unas muletas… ¿Por qué tenían que
preocuparse por él?
Se quitó decidido la chaqueta de cuero que llevaba y se la pasó por
encima, sin despertarla. Así al menos no pasaría frío. Tuvo el instinto de
acariciarle la mejilla pero se contuvo. Después se encaramó con cierta
dificultad a la barandilla del balcón –que era gruesa, de piedra- y se quedó
allí contemplando las vistas.
Tal y como le había pasado a ella, perdió la noción del tiempo.
~ ~
Alexandra se despertó. Vaya, se había quedado dormida en el columpio.
No es que no hubiera estado cómoda, pero sentía que necesitaba estirar las
piernas. ¿Qué llevaba por encima? ¡Oh! Era la chaqueta de…Sam.
Estaba enfrente de ella, mirando hacia el horizonte todavía sentado en
la barandilla. Al notar que ella se incorporaba, giró su cuerpo y se quedó
contemplándola. Alex no sabía cómo empezar una conversación normal con él en
ese momento. Sentía que en apenas 48 horas las cosas habían cambiado mucho para
ellos dos. Y sabía, que algo iba a pasar y que no iba a terminar bien. Con Owen
se podía hablar, Sam en cambio, era del todo indescifrable.
-Toma la chaqueta, me voy dentro. Gracias.
Sam no hizo ademán de querer coger la chaqueta.
-No sé cómo debo sentirme –dijo este.
-¿Qué? –parecía que estaba a punto de desahogarse y a Alex le pilló
por sorpresa.
-Me siento extraño. Toda mi vida ha sido un fraude. Hace años que
pienso que soy una persona que no era. Y cuando recupero la memoria, me doy
cuenta de que antes era todavía una persona peor. Hasta el momento no me había
importado demasiado, pero ahora mismo sencillamente quiero terminar con toda la
desesperación que estoy sintiendo. La impotencia de que han jugado conmigo.
Vale, eso sí que era algo que Alex no se esperaba. No parecía Sam, era
como si Owen hubiera vuelto.
-Ahora mismo me siento como si tuviera a dos personas diferentes
dentro de mí: Owen o Sam. ¿Quién ganará? No quiero ser ninguno de los dos.
Alex se acercó a él y le tocó el brazo.
-¿No te has dado cuenta? No tienes que ser ninguno de los dos. Tú eres
tú. Puedes dejar atrás lo que hayas hecho con la identidad que sea, y continuar
hacia delante –le dijo intentando reconfortarlo –A mí, me gustaría seguir
llamándote Owen.
-¿Por qué?
-Cuando te conocí, me pareciste un tío magnífico. Desinteresado, con
ganas de ayudar al resto… Y con un gran pesar por haber perdido al amor de tu
vida.
-¿Qué tiene eso que ver? –parecía que se estaba poniendo incómodo.
-Owen fue capaz de amar a alguien. Y yo quiero pensar que todavía eres
capaz de hacerlo, seas quién seas. De querernos a todos, de vernos como los
amigos que somos –dijo Alex.
Vale quizás ahí se había pasado, ¿en serio estaba hablando
generalizando a todo el grupo? En su interior sabía que le gustaría que él
sintiera algo por ella.
Sam no dijo nada. Simplemente se bajó de un salto de la barandilla,
cogió su chaqueta y tras dirigirle una última mirada se marchó dentro de la
casa.
No le había contestado, y Alex supo que no hacía falta tener una
respuesta verbal. Había acciones que contaban más que nada y Sam con las suyas
dejaba ver que aun no estaba dispuesto a dejarse ayudar por nadie.
Continuará...
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